NO ES VERDAD QUE LO QUE SOMOS Y
NUESTROS PENSAMIENTOS SEAN LO MISMO
Emilio Carrillo
"La rendición de la gente
ante la mente
ha llegado al extremo
de confundir su voz
- los pensamientos que lanza
sin parar y caprichosamente -
con ellos mismos,
creyendo ingenuamente que
son esos pensamientos y
olvidando
lo que verdaderamente son...
En ese pestañeo autónomo,
incesante y alocado de la mente
tú solo influyes en una cosa:
en la cualidad o contenido concreto
de los pensamientos que lanza,
que depende en gran medida
del alimento que tú mismo das
a la mente, en tu día a día...
Te despiertas cada mañana y proporcionas
como "desayuno" a tu mente
como "desayuno" a tu mente
un "informativo"de radio o televisión...
Prueba a levantarte en medio
del silencio,
sin escuchar nada,
incluso dedica un rato a meditar:
pon una música armoniosa
que te relaje y
te inspire paz y sosiego.
Y repite esto cada día,
cada mañana,
hasta que se transforme
en un nuevo hábito.
Además, con esta práctica,
irás tomando consciencia
de lo verdaderamente
trascendente:
¡que tú no eres esos pensamientos!
Y esa será la llave para que
te identifiques con lo que eres,
tomando el mando consciente de tu vida
y restituyendo el botón on/off
para encender y apagar la mente
cuando lo estimes conveniente.
La realidad es que lo que eres
nada tiene que ver
con tus pensamientos.
Lo que eres (conductor)
no es mente, sino CONSCIENCIA:
algo absolutamente ajeno
a ese ego y a los pensamientos;
algo para lo que la mente
y los pensamientos
son sólo instrumentos
para la acción en el mundo
en el que hemos encarnado
para desarrollar la experiencia humana.
NUEVO HÁBITO
Darte cuenta de que sólo
algunos pensamientos son
generados por tu voluntad,
conscientemente,
para cuestiones prácticas
de tu vida cotidiana,
porque la rotunda mayoría
de los pensamientos que bullen
en tu cabeza, de instante a instante,
los crea la mente
con independencia de ti.
Son el pestañeo de la mente.
Y ni son tuyos ni son Tú.
Autor: Emilio Carrillo
Sin mente, sin lenguaje, sin tiempo
página 60 y s.
Blog de Emilio Carrillo, titulado
"entre el cielo y la tierra":