La Intuición
Es una percepción interior que facilita nuevas
significaciones de las cosas, nos ayuda a percibir nuevas relaciones y nuevas
analogías. Como siempre ha dicho Picasso: "cuando uno quiere hacer un
cuadro, hay que tener una idea, pero una idea vaga, y el cuadro puede
evolucionar muchísimo durante la realización".
(KAHNWEILER, D. Henry. Daniel Henry Kahnweiler:
mis galerías y mis pintores: Conversaciones con Francis Crémieux. Madrid: Ardora,
1991, p. 180)
Esa
idea aunque vaga es “estar abierto”, dejar que tu inconsciente hable en el
lienzo.
En la
última página de un carnet anotó simplemente un día: "La pintura es más
fuerte que yo. Me hace hacer lo que se le antoja". Intenta imponer su voluntad
(...) Pero ahí está la pintura y contra ella no hay nada que hacer (...) Es la
suerte de los pintores. Ceden (...) Está a la vez en ellos mismos y fuera de
ellos. ¿Por qué? ¿Qué nos obliga?- dice Picasso - ¡Ah, nadie puede saber lo que
es!...
( PARMELIN, Hélène. Habla Picasso. Barcelona: Gustavo Gili, 1968, p. 27)
Esa
percepción que “nadie puede saber lo que es”, que él lo llama la voluntad de la
pintura, es un impulso de decisiones instintivas en la delgada línea entre el
inconsciente y tu mente consciente, entre tu cerebro izquierdo analista y racional
y tu mitad llena de imaginación y de intuición.
Siendo el creador el que tiene esa conexión siempre abierta en su mente
y el que “cede” ante ella.
Habría
que poder decir que tal pintura es como es, con su capacidad de poder, porque
ha sido "tocada por Dios”- decía Picasso. Pero a la gente le sonaría a
falso. Y, sin embargo, es lo que más se acerca a la verdad (...) No hay
explicación a dar con palabras. Sino que por una relación del hombre creador,
con lo que hay más alto en el espíritu humano, algo sucede que da a la realidad
pintada ese poder. Se puede buscar durante mil años -dice Picasso- Nada se
encontrará. Hoy todo se puede explicar científicamente. Salvo eso. Se puede ir
a la luna y al fondo del mar, y todo lo que se quiera, pero la pintura sigue
siendo pintura como una pregunta. Y sólo ella da la respuesta.
( PARMELIN, Hélène. Habla Picasso. Barcelona: Gustavo
Gili, 1968, p. 28)
Comenta Picasso
que “nada se encontrará”, pero hoy en día una de las ramas que más ha avanzado
en la ciencia es la neurociencia y el estudio del cerebro, queremos descubrir
cómo funciona nuestro órgano más complejo y decisivo en todas nuestras
funciones. Hoy en día el estudio de la psicología de la creatividad analiza qué
conexiones neuronales se realizan para elaborar el mejor trabajo de la mente:
el proceso creativo. Picasso en esta cita anterior intuye de forma prematura la
importancia que tendrá buscar las respuestas de cómo el ser humano es capaz de
crear.
Yo no
tuve nunca conciencia del cubismo -dirá Braque- si hubiera sido consciente de
ello, lo habría explotado. Yo he estado siempre dispuesto al descubrimiento.
¿Qué quiere usted que me aporte el cubismo? Para mí, estaba por hacer (...) (frase
recogida por Dora Vallier).
(CABANNE, Pierre. El siglo de Picasso: El nacimiento
del Cubismo. Vol.1. Madrid: Ministerio de Cultura, 1982, P. 288)
En los
primeros años del cubismo, Picasso se acerca con curiosidad, con ansia de
conocer y de descubrir el arte negro, que supondrá una concepción artística que
hará propia y aplicará en su obra. Nos confiesa que fue un gran hallazgo
personal entender las máscaras africanas como mediadoras, ahora describiríamos
que según Picasso a través de ellas se libera el flujo creativo. Y le atraían
por ser contrarias a todo, ya que al darles forma desatan esa fuerza que creía
desconocida y llamaba “espíritus” pero que ahora trataríamos como inspiración. Es interesante cómo se cuestiona lo que él
intuye a la hora de enfrentarse a su obra. El propio artista se analiza, se
cuestiona y se intenta responder.
Cuando descubrí el arte negro, hace cuarenta años,
y pinté lo que se ha denominado mi época negra, lo hacía para oponerme a lo que
en los museos se llamaba "belleza". En aquel momento, para la mayoría
de la gente, una máscara negra no era más que un objeto etnográfico. Cuando
acudí por primera vez, con Derain, al museo del Trocadero, me asaltó un olor a
moho y abandono. Me deprimió tanto que hubiera querido marcharme enseguida.
Pero me obligué a quedarme, a examinar aquellas máscaras, todos aquellos
objetos que unos hombres habían ejecutado con una intención sagrada, mágica,
para que sirvieran de intermediarios entre ellos y las fuerzas desconocidas,
hostiles, que les rodeaban, tratando así de superar su temor al darles color y
forma. Y entonces comprendí que aquél era el sentido de la pintura. No se trata
de un proceso estético; es una forma de magia que se interpone entre el
universo hostil y nosotros, una manera de asir el poder, imponiendo una forma a
nuestros terrores y a nuestros deseos. El día en que comprendí esto, supe que
había hallado mi camino.
(DÉSALMAND, Paul. Picasso por Picasso:
pensamientos y anécdotas. Barcelona:
Thassàlia, 1998, 159)
Cuando descubre
esto supo el camino, esos terrores toman forma, y por fin tiene el control, pues
desaparecen los temores al hacerlos evidentes y revelarlos. Pero él ve el
universo como hostil, ya que su creación es riesgo, es un lanzarse.
Fragmento de mi tesis doctoral "El impulso creativo de la música en la pintura de Pablo Picasso y Geoges Braque hasta 1914"
Saludos corazones creativos, Cecilia